¿Nos quedaremos sin trabajo?

Los acelerados avances de las Inteligencias Artificiales han ido generando un ambiente de confusión, esto se hace sentir sobre todo en los trabajos que se realizan mediante el uso de computadoras. Una mezcla entre la exaltación por el progreso de las tecnologías y la incertidumbre de no saber con certeza como impactarán en nuestras vidas. En alguna medida, todes nos hemos cuestionado esto, al menos desde que nos vienen imponiendo las AIs por todos lados, incluso dentro de las aplicaciones y sitios de internet que utilizamos a diario. Vale decir que la preocupación es legítima, ya que cada revolución industrial trajo consigo un proceso de cambios donde la clase obrera siempre ha salido perjudicada, estos procesos incluyen aumentos drásticos en el desempleo, desarraigo de las comunidades locales, y hasta la creación de nuevas formas de explotación. Por otro lado, el capitalismo no solo se ha visto favorecido por cada revolución industrial, sino que también ha utilizado estas transformaciones como una oportunidad para consolidar y expandir su dominio.

Los fantasmas de las revoluciones industriales pasadas

Primera Revolución Industrial (finales del siglo XVIII – principios del siglo XIX)

La Primera Revolución industrial materializada en Gran Bretaña, marcó la transición de economías agrarias y artesanales a industriales y mecanizadas. Fue impulsada por la tecnología del vapor, la mecanización del tejido y la introducción de fábricas. Pero todo esto trajo consigo grandes desafios para la sociedad, incluyendo la urbanización acelerada y la creación de una clase obrera industrial. Las personas trabajadoras enfrentaban jornadas de entre 12 y 16 horas diarias, seis días a la semana, en condiciones inseguras e insalubres. Los salarios bajos obligaban a toda la familia a trabajar, incluyendo a mujeres y niños. No había derechos laborales ni protección social, y las huelgas y sindicatos eran fuertemente reprimidos. La mecanización e industrialización desplazaron a personas artesanas y trabajadoras del campo, obligándoles a migrar a las ciudades, lo que desintegró sus comunidades tradicionales.

La primera Revolución Industrial provocó un largo período de estancamiento salarial y desempleo conocido como la «pausa de Engels» que duró casi 80 años. Hubo trastornos laborales y malestar social durante este tiempo.

El futuro del trabajo (pdf)

Segunda Revolución Industrial (finales del siglo XIX – principios del siglo XX)

La Segunda Revolución Industrial se destacó por el desarrollo de nuevas fuentes de energía, como la electricidad, el petróleo y el gas. Este período vio la proliferación de la producción en masa y las cadenas de montaje, facilitadas por innovaciones como el motor de combustión interna y la invención del teléfono. La industrialización se extendió rápidamente por Europa y Estados Unidos, llevando a un crecimiento económico sin precedentes, haciendo crecer también las desigualdades sociales. La introducción de la producción en masa y las cadenas de montaje resultó en trabajos monótonos y despersonalizados, con escasa satisfacción laboral. A pesar del crecimiento económico, la riqueza se concentró en unos pocos, mientras la mayoría vivía en la pobreza. El uso de tecnología avanzada aumentó el riesgo de accidentes y enfermedades, mientras que la explotación de la mano de obra infantil persistió, especialmente en sectores como la minería y la manufactura textil.

La segunda Revolución Industrial también tuvo un período de aproximadamente 40 años de caída o estancamiento en los salarios y el empleo, a pesar de la adopción de nuevas tecnologías y el aumento de la productividad.

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Tercera Revolución Industrial (mediados del siglo XX – principios del siglo XXI)

La Revolución Digital estuvo caracterizada por la transición de tecnologías analógicas y mecánicas a digitales, con la introducción de las computadoras, internet y la automatización avanzada. La tecnología de la información transformó industrias enteras, aumentando la eficiencia y creando nuevas oportunidades de negocio. Sin embargo, también trajo grandes desafios que siguen sin resolverse al día de hoy. La automatización y la informatización de la producción causaron la pérdida de muchos empleos tradicionales y generaron empleos precarios y mal remunerados. Surgió una brecha significativa entre personas trabajadoras calificadas y no calificadas, marginados del mercado laboral. El aumento del trabajo temporal e independiente redujo la seguridad laboral y beneficios como el seguro de salud y pensiones. La globalización trasladó empleos manufactureros a países con menores costos laborales, dejando a muchos trabajadores en países desarrollados sin empleo o con empleos peor remunerados.

¿La revolución de la tecnología informática y digital nos hará obsoletos? … Al igual que la historia y la teoría económica, la evidencia sugiere que no hay cabida para estos temores en el largo plazo. Sin embargo, en el corto y mediano plazo, estos cambios podrían producir consecuencias graves en ciertos tipos de trabajos, lugares y poblaciones…

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El espíritu de la cuarta revolución industrial

La Cuarta Revolución Industrial, que está emergiendo en el siglo XXI, se diferencia por la convergencia de multiples tecnologías avanzadas, como la inteligencia artificial, el internet de las cosas, la robótica, la biotecnología y la automatización avanzada. Esta revolución está transformando la forma en que vivimos y trabajamos, integrando el mundo digital, físico y biológico como nunca antes. Con la capacidad de mejorar la eficiencia y crear nuevas oportunidades de negocios, también genera enormes desafios en diferentes frentes.

Desempleo y Subempleo: La automatización avanzada y la IA podrían llegar a reemplazar una gran cantidad de personas trabajadoras, especialmente aquellas que involucran tareas repetitivas y rutinarias. Según Klaus Schwab, presidente del Foro Económico Mundial, nos encontramos atravezando la cuarta revolución industrial, pero también el persive que se están creando menos puestos de trabajo, y menos ocupaciones nuevas que en las revoluciones industriales anteriores.

Brecha de Habilidades: La creciente demanda de habilidades tecnológicas y digitales podría multiplicar la desigualdad entre personas trabajadoras calificadas y no calificadas. Aquellas personas sin acceso a educación y formación relevante, podrían quedar marginadas del mercado laboral.

Inseguridad Laboral: El aumento del trabajo temporal, freelance y por plataformas intermediarias como Uber y Pedidos Ya, podría llevar a una mayor inseguridad laboral, con menos beneficios y protecciones sociales para las personas trabajadoras. La falta de regulación adecuada en empleos emergentes podría resultar en condiciones laborales aún menos favorables.

Desigualdad Económica: Las grandes empresas tecnológicas y sus propietarios podrían beneficiarse desproporcionadamente, mientras que la mayoría de las personas trabajadoras podrían no ver mejoras en sus ingresos. Regiones con menor acceso a tecnología avanzada e infraestructura adecuada podrían quedarse más relegadas económicamente hablando.

Impacto Psicológico y Social: La incertidumbre laboral y la necesidad de adaptación constante podrían aumentar los niveles de estrés y ansiedad entre las personas trabajadoras. La sustitución de empleos tradicionales por trabajos en sectores tecnológicos podría llevar a aumentar la pérdida de identidad y propósito.

Desafíos Regulatorios y Éticos: La rápida evolución tecnológica supera la capacidad de los marcos regulatorios para proteger los derechos de las personas trabajadoras, creando vacíos legales que ya vienen siendo explotados por los capitalistas. La creciente dependencia de datos y tecnología puede plantear problemas de privacidad y seguridad para las personas trabajadoras, que podrían enfrentar un mayor monitoreo.

la máquina, la mano de obra y el capital

Para responder a la pregunta inicial primero tenemos que entender nuestro rol como peones en este juego de poder, y para ello debemos considerar la relación que existe entre las personas trabajadoras, las máquinas y los capitalistas. Karl Marx describe el capitalismo como un sistema económico en el que la producción está orientada hacia la obtención de beneficios por parte de los capitalistas, quienes poseen los medios de producción (fábricas, maquinaria, tierra, etc). Este sistema se basa en la explotación de la mano de obra, quienes nos vemos en la obligación de vender nuestra fuerza de trabajo a cambio de un salario. La mano de obra es a la vez la fuente de valor en el capitalismo, produciendo bienes y servicios que tienen un valor superior al salario que se recibe; esta diferencia, conocida como plusvalía, es apropiada por los capitalistas como ganancia. La introducción de maquinaria y tecnología en el proceso de producción es un medio para aumentar la productividad y la extracción de plusvalía. La maquinaria permite a los capitalistas producir más bienes a menor costo, lo que incrementa la tasa de explotación de las personas trabajadoras. También genera desempleo y subempleo al reducir la necesidad de mano de obra, un fenómeno que Marx llama «ejército industrial de reserva». Esta reserva de personas trabajadoras desempleadas presiona los salarios hacia abajo y aumenta la inseguridad laboral, beneficiando a los capitalistas.

Mirando la bola de cristal

Viendo como nos adentramos cada vez más rápido en la automatización avanzada de tareas complejas, y teniendo en cuenta que el objetivo final de las empresas capitalistas no son las personas trabajadoras. Podemos esperar que las olas de despidos sigan siendo una tendencia en los próximos años. En estos tiempos de incertidumbre económica los capitalistas suelen retener el capital para evitar posibles perdidas no calculadas, lo que hoy en día parece estar generando un estado de estancamiento del mercado laboral, donde ya es muy difícil encontrar un empleo. Todo esto presiona los salarios a la baja, por lo que podemos esperar el congelamiento o relentización de promociones, bonos, aumentos, etc…

Luego, con el tiempo, a medida que las inteligencias artificiales generativas y la automatización comiencen a dar ganancias económicas tangibles, podemos esperar ver un acelerado crecimiento en la cantidad de software que será producido. No solo dentro de las mismas compañias que existen hoy día, sino que también esto motivará un crecimiento en la cantidad de empresas que inundarán en el mercado buscando un pedazo de la torta. Esto puede generar nuevos puestos de trabajo para quienes lograron adaptarse a la convivencia y el trabajo con las nuevas tecnologías.

Pero en definitiva y como las anteriores revoluciones industriales, la cuarta no es más que una herramienta para continuar consolidando el poder y la riqueza en manos de unos pocos. Si no se toman medidas urgentes para regular y distribuir equitativamente los beneficios del progreso tecnológico, nos enfrentaremos a un futuro donde la explotación y la desigualdad serán aún más pronunciadas que en años anteriores, repetiremos los errores del pasado, sacrificando el bienestar de la mayoría en aras de las ganancias de unos pocos.

Comments

Una respuesta a “¿Nos quedaremos sin trabajo?”

  1. Máximo Gómez Avatar

    El otro día, una amiga diseñadora me dijo: “tengo una pregunta para tu blog, ¿Nos vamos a quedar sin laburo?” Y si bien fue en tono de broma, sirvió como disparador para escribir este artículo, el cual lógicamente solo representa mis opiniones personales.

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